14 de abril de 2010

La cáscara

¡¡Chicas mirad!!
He descubierto algo: tengo un agujero enorme.
Oh, si pudierais daros cuenta y rellenarme con piedras o con cemento,
besarme la cara con las suelas de vuestros zapatos,
acabar de trocearme si quisiérais...
Lo he descubierto.

Ni los años de colegio ni catorcemil lecturas
me hicieron ver este hueco que tengo,
tan solo lo agrandaron.

Cómo alaban el dinero los nuevos chicos,
cómo les absorbe el coco la televisión
y cómo pierdo el tiempo quejándome.
Si al menos pudiera llenar de algo este agujero.

Y hubo chicas en mi vida que pudieron hacerlo, eso es cierto.
Debí ser otra persona por aquella época, mucho más inocente.

Pero mirad cómo se desinflan las esperanzas, parecen globos.
Los últimos globos de esta fiesta de vencidos.
En este viaje no hay parada ni estación que me detenga...
siempre en marcha con un agujero entre los ojos
por donde se cuela todo y no permanece nada.

La carretera es larga y el horizonte me asusta.
Soy una cueva humana
o tan solo la cáscara de alguien.
Ahora decidme por qué.

El problema es que me siento...
no sé cómo explicarlo,
me siento...
y no me levanto.

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