Qué mal digiero tu rostro,
como si tus ojos flagelaran
la estúpida sonrisa
que en aquel momento
yo llevaba puesta.
Cómo tiemblo sabiendo lo lejos
que te encuentras aunque estés aquí.
No puedo mezclarme con el humo,
no puedo apartarme de las vías del tren,
vete para siempre y volveré a mi alcantarilla,
tan llena de nubes como tú...

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