El charco tiene cara
y tu fotografía es grata.
Sutílmente te enveneno
y te quiero, te amo
y hago trizas tus curvas.
A veces eres como un pico sin pájaro,
como un cactus humano,
un cuadro de Chagall reciente
pintado sobre mi asfaltada nuca.
Yo te quiero, reitero,
aunque no me conozcas,
y hay kilómetros de impotencia
cuando apareces en mi vida,
si ésto lo es.
Brilla la guitarra en melodías
dedicadas a tí...
y ¿para quién eres?
Para quien crea ficciones y universos vivos
que tú no sabrás apreciar... o sí.
No hay comentarios :
Publicar un comentario