25 de febrero de 2010

Los días de la calamidad (revisited)

Es un día no muy frío y camino cuesta arriba hasta el paseo de El Prado.
Esto es el centro, o no, y yo lo descubro de nuevo. Pero ahí se acaba todo.
Luciérnagas apagadas y largas colas para entrar al museo.
Los coches circulan volviéndonos a todos locos.
Ilustres mendigos y miserables caballeros arrastran la vida,
unos hacia arriba y otros hacia abajo, pero como siempre.

Llego a una plaza y la gente conversa y muerde el aire
y dicen ver a dios y al caudillo jugando a las canicas
pero creo que mienten.

Me siento en un banco a ver crecer la hierba en el asfalto.
Todos ríen y se divierten mientras miro al vacío.

De repente me doy cuenta de que el suelo está mojado
y recuerdo haber llorado,
pero no recuerdo por qué.


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