14 de noviembre de 2006

Me encontré a Javier

Me encontré a Javier. Ha envejecido.
Su voz y su pulso tiemblan como campanas.

Vive solo, sólo vive y nada más.

Me contó su día, me contó hasta tres.

Yo le contestaba sí a todo;
le hipocritaba el gesto.

Bebimos café, licores,
rompimos colorines de la infancia.

Nos compramos mentiras,
a medida, por supuesto.

Años sin vernos. Menos mal.

Me encontré a Javier bajo una lápida.
Nos dimos la mano; la mía se la quedó.

Fuimos después a morirnos otra copa juntos.
Por los cero tiempos.


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