rellena de trocitos de persona con voz propia.
Había un cura o cucaracha; a escoger.
Para todos hubo hostias,
heridos por la santidad de la sangre de cristo,
ridículos y con el esfínter de plata.
Las señoras oraban, bostezaban los nenes,
los viejos y los cirios.
Y dos muñequitos mostraban, alegres, trajes de polilla barnizada.
Se dijeron cuatro cosas,
la costumbre no da para mucho más.
Ahora se aman: se casaron.
Lo de antes era broma.
Y salgo a fumarme un cigarro
y a soltar carcajadas,
retenidas durante la ceremonia,
como pájaros en jaula...

No hay comentarios :
Publicar un comentario