14 de septiembre de 2006

El demócrata psicópata

Matrimonio entre mujer y abrelatas

La iglesia esperaba, se abría,
rellena de trocitos de persona con voz propia.
Había un cura o cucaracha; a escoger.

Para todos hubo hostias,
heridos por la santidad de la sangre de cristo,
ridículos y con el esfínter de plata.

Las señoras oraban, bostezaban los nenes,
los viejos y los cirios.
Y dos muñequitos mostraban, alegres, trajes de polilla barnizada.

Se dijeron cuatro cosas,
la costumbre no da para mucho más.

Ahora se aman: se casaron.
Lo de antes era broma.

Y salgo a fumarme un cigarro
y a soltar carcajadas,
retenidas durante la ceremonia,
como pájaros en jaula...


Cataclismo

No es la sacudida vigorosa del viento,
ni tan siquiera una erupción volcánica de fatales consecuencias.

Es caminar por los surcos que van dejando
esos muñecos, a los que llamáis adultos,
con la cabeza sentada en tazas de water público.